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Claves para entender qué significaría el acuerdo Mercosur–UE

El tratado de libre comercio, orientado a fortalecer el intercambio entre ambos bloques, podría acordarse a casi 20 años del inicio de las negociaciones.

A casi dos décadas del inicio de las negociaciones, todo parece indicar que el Mercosur y la Unión Europea (UE) finalmente se encaminan a firmar un tratado de libre comercio. Tal es el optimismo que reina respecto al acuerdo comercial interbloque que incluso en los últimos días pareció correrse el foco del asunto y se libró una suerte de disputa entre funcionarios del gobierno argentino y de Brasil respecto a la fecha en que se anunciará el acuerdo.

“Querríamos terminar el acuerdo lo antes posible. Si se puede, ahora. Tenemos una reunión el 21 en Brasil, también podría ser una posibilidad. Pero bienvenido si es ahora”, dijo este martes el ministro de Producción argentino, Francisco Cabrera. Similar respuesta había brindado el canciller Jorge Faurie el día anterior, cuando fue consultado sobre si esta semana se firmaría el acuerdo: “No sé si es mañana, pasado o el 21 de diciembre”. Por su parte, el presidente brasileño Michel Temer había dicho el domingo último que el tratado “puede firmarse el 21 de diciembre en Brasilia”, informó Clarín.

Pese a las intenciones del gobierno argentino de rubricar el acuerdo durante la conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que finalizó este miércoles en Buenos Aires, y las del gobierno de Brasil, que pretendía hacerlo durante la cumbre del Mercosur que se realizará en Brasilia la semana próxima, las últimas versiones indican que la firma se aplazaría a 2018. Independientemente de ello, las palabras de los funcionarios argentinos y del mandamás de Brasil no han hecho más que alimentar la expectativa de que esta vez sí se alcanzará el acuerdo. ¿Pero qué significa y cuáles serían sus consecuencias económicas y comerciales?

El camino hacia el acuerdo

Si bien la posible firma del acuerdo ha vuelto a cobrar relevancia en los últimos meses, las negociaciones se remontan a 1999, año en el que entró en vigencia el Acuerdo Marco Interregional de Cooperación firmado en diciembre de 1995. De acuerdo a un trabajo publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), tras el acercamiento inicial, se sucedieron 15 rondas del Comité de Negociaciones Birregionales, antes de que las negociaciones se interrumpieran en 2004 luego de que ambos bloques rechazaran las ofertas realizadas por cada parte. Y volvieron a retomarse en 2010, aunque recién en mayo de 2016 se intensificaron luego de que ambos bloques intercambiaran nuevas ofertas.

Números del comercio bilateral

Según datos de la Comisión Europea, durante 2016 la UE importó productos del Mercosur por un total de € 41.895 millones y exportó hacia dicho bloque por € 43.111 millones, arrojando una balanza comercial superavitaria para la UE de € 1216 millones. Sin embargo, existe una significativa disparidad si se analiza el nivel de dependencia que cada bloque tiene del otro. Mientras para la UE el intercambio comercial con el Mercosur significó en 2016 el 2,4% de sus importaciones totales, y el 2,5% del total de sus exportaciones, para el Mercosur la Unión Europea es su principal socio comercial, y representó en 2015 el 21% del total del comercio del bloque.

Además, el Mercosur tiene también una importante dependencia en cuanto a Inversión Extrajera Directa (IED) en la región. Según consignó el BID en el trabajo realizado en 2015 sobre la negociación entre ambos bloques, de los US$ 400.958 millones que recibió el bloque entre 2007 y 2013, US$ 208.624 millones provinieron de la Unión Europea. Es decir, el 52%. Mientras que si se analiza el stock de IED, el 61,5% del capital extranjero productivo instalado en el Mercosur provino, entre 2007 y 2013, desde la Unión Europea.

Los bienes y productos del intercambio

De acuerdo al reporte publicado por la Comisión Europea, en 2016 la UE importó del Mercosur principalmente productos de agricultura (46,7% del total) e industriales (51,4% del total importado). El 23% del total importado corresponde a productos alimenticios, bebidas y tabaco; 17,7% a productos vegetales; y 14,9% a productos minerales. Entre las exportaciones de la UE al Mercosur durante 2016, detalla el trabajo, un 94,8% correspondió a productos industriales. Un 27,7% del total exportado fueron maquinaria y accesorios; 23,7% a productos químicos; y 16,7% a equipamientos de transporte.

Para el Mercosur, en cambio, las exportaciones de bienes agroindustriales representaron en 2016 el 84% de los envíos totales a Europa, y alcanzaron un total de US$ 8323 millones.

Las consecuencias del acuerdo: beneficios y amenazas

“Para el Mercosur el acuerdo con la UE es muy importante en términos de reputación. El Mercosur es el bloque más cerrado del mundo, su participación en el comercio internacional es mínima, y en el mundo no es el bloque mejor visto para comerciar o invertir. Con lo cual, un acuerdo de este tipo levantaría la reputación y el prestigio del Mercosur”, analiza Marcelo Elizondo, director de la agencia Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI).

Elizondo explica también que “probablemente la UE no sea el mercado más sencillo para el Mercosur ya que hay otros, como los asiáticos, que tienen mayor propensión a demandar productos como los nuestros”. Sin embargo, dice que el acuerdo implicaría una gran oportunidad por el tamaño del mercado de la Unión Europea: “La UE adquiere el 18% de todas las importaciones mundiales, es un gran mercado para las exportaciones. También está probado que la inversión extranjera ocurre en lugares que tienen acceso a mercados. El mercado europeo es un mercado de 500 millones de habitantes con alto nivel adquisitivo”.

Para el economista Iván Carrino, “en términos generales, siempre es bienvenida una apertura comercial”. “A veces no se entiende bien que comerciar con el mundo trae beneficios. El más evidente es que el acuerdo implicaría la posibilidad de exportar más. Por ejemplo: hoy la cuota de exportación de carne del Mercosur a la Unión Europea representa sólo el 1% del consumo total de carne en la UE. Y estamos hablando de un producto en el que tenemos un diferencial en términos de productividad y calidad. Con lo cual, el productor se perjudica con esta baja exportación”, considera.

Carrino cree que “es posible que para el acuerdo signifique una forma de contrarrestar la ola proteccionista que se impulsa desde los Estados Unidos”. Sin embargo, explica que “desde el lado de la Argentina, creo que este acuerdo podría significar también una forma de mostrarle al mundo que se ha puesto fin a una política comercial aislacionista”.

Respecto a los beneficios que el acuerdo podría implicar para la UE, Elizondo expresa: “La primera razón del acuerdo para el bloque europeo es histórica. Hace 20 años, Europa era el principal inversor en América latina (hoy sigue siéndolo, pero la inversión se redujo), con lo cual el acuerdo de libre comercio puede haber sido pensado como una forma de coronar institucionalmente la defensa de esas inversiones”. Sin embargo, para el director de la agencia DNI, “hoy, aparece como segunda razón complementaria, y es que Europa ha decidido convertirse en un defensor del libre comercio como respuesta a la posición estadounidense”. Y agrega: “Europa acaba de firmar un acuerdo con Japón que crea la zona de libre comercio más grande del mundo: 30% del PBI mundial. Pero no es sólo una cuestión ideológica, el mundo desarrollado es un mundo de empresas multinacionales, que necesitan negocios a escala global, y este tipo de acuerdos te los concede”.

Por último, entre las posibles amenazas del acuerdo, Elizondo cree que “la principal es que el Mercosur en general y la Argentina en particular van a tener que mejorar sus estándares de competitividad porque hoy no están en condiciones de competir con la oferta europea”. Y dice: “Como va a haber un plazo de 10 años para la implementación, ese plazo podría permitir al país mejorar el entorno macroeconómico y, a los distintos sectores, su nivel de competitividad. Implica un riesgo, aunque aún si no se firmara el acuerdo, creo igualmente que los sectores que no mejoren su competitividad tendrán un problema por la evolución tecnológica que hará que si no evolucionas cualitativamente, la competencia te va a llegar de algún lado”.

Qué se negocia

Si bien no se han dado a conocer demasiados detalles de la negociación, ha trascendido que el acuerdo abarca no sólo un eje económico, sino también uno político y de cooperación internacional. Respecto al plano económico, se debate respecto a cuestiones relativas a aranceles y cupos de exportación, servicios, patentes, propiedad intelectual, compras públicas, inversiones y competencia, entre otros temas.

Según consignó El Cronista este miércoles, durante la última ronda de negociaciones el Mercosur incluyó un pedido para obtener mayores cupos para las exportaciones e carnes, biocombustibles y frutos de estación. Mientras que la nueva oferta incluiría también limones, naranjas, mandarinas, ciruelas, frutillas congeladas, huevos, miel, merluza, vieiras y calamares, entre otros productos. Dicho artículo reveló también que la oferta del bloque sudamericano implicó liberar el comercio del 90% de los productos transables.


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